Otra vez elecciones. Esta vez locales. En una situación en la que gran parte de la sociedad está cansada de Las mentiras y la corrupción de los políticos y de que el pueblo llano pague la factura de los desmanes de las grandes empresas, difícil tesitura el voto.
El ciudadano es engañado pensando que introduciendo un papel en una urna participa en la toma de decisiones. La toma de decisiones ignora al ciudadano. Las elecciones serán una farsa mientras el voto se consiga mediante la propaganda y esta mediante la financiación económica. La propaganda de los partidos en elecciones debería estar prohibida. El ciudadano debería estudiar los programas y los candidatos, y esta información debería ser facilitada por las administraciones públicas. Pero en realidad nadie conoce los programas. Mientras se permita la propaganda electoral los resultados dependerán del respaldo económico de cada partido, es decir, del poder económico.
El sistema bipartidista es también incompatible con la democracia. Mientras se elija un mal para evitar otro mal, no habrá posibilidad de elección. Es como la farsa de poder elegir en el sistema de mercado libre, en el que todas las compañías abusan del consumidor. No hay escapatoria posible cuando sólo existen dos opciones. Más aún cuando las dos son malas. El bipartidismo, que lleva al voto útil, es un veneno perverso que corrompe la capacidad de elegir.
Para empezar a caminar hacia una Democracia el primer paso debería ser prohibir los gastos en propaganda electoral durante las campañas. El segundo paso debería ser cambiar la ley electoral que permite el bipartidismo. Estos cambios lógicamente no se producirán en el sistema actual puesto que tendrían que realizarlos los dos partidos que se alternan en el poder.
Por eso la mejor opción ética y democrática sigue siendo la ABSTENCIÓN ACTIVA.
¡CONTRA LA CORRUPCIÓN , ABSTENCIÓN!
